La Historia de las Flores Prensadas: Un Arte Ancestral que Sigue Floreciendo
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Desde tiempos inmemoriales, las flores han acompañado al ser humano como símbolos de belleza, espiritualidad y conexión con la tierra. Prensarlas, es decir, secarlas y conservarlas entre papeles, no solo ha sido una forma de preservar su forma y color, sino también de capturar su energía, su memoria y su historia. En Escere, honramos esta tradición ancestral y la reinventamos a través de nuestras joyas, ilustraciones y piezas de arte botánico.
Orígenes del Prensado Botánico
El prensado de flores tiene raíces antiguas en distintas culturas. En Japón, durante el periodo Heian (794-1185), surgió el Oshibana, una técnica artística que utiliza flores y plantas prensadas para crear composiciones visuales. Los samuráis practicaban Oshibana como una forma de meditación, armonizando cuerpo y mente con la naturaleza.
En Europa, el prensado botánico se popularizó durante el Renacimiento, cuando naturalistas, médicos y artistas recolectaban y documentaban plantas con fines científicos, espirituales y decorativos. Las llamadas "herbarios" eran cuidadosamente elaboradas y muchas veces acompañadas por anotaciones poéticas o místicas. A lo largo del siglo XIX, el arte floral prensado también se volvió popular entre las mujeres victorianas, quienes creaban delicadas obras para expresar emociones, recuerdos y estados del alma.
Más Allá de la Decoración: Un Lenguaje Silencioso
Las flores prensadas han sido mucho más que un elemento estético. Han servido como portales de memoria, como ofrendas de amor y como herramientas de contemplación. Su silencio encierra una potencia simbólica: cada pétalo conservado habla de un instante que no se dejó marchar.
En muchas culturas, guardar una flor entre las páginas de un libro es un gesto íntimo que convierte a lo efímero en eterno. Es también un acto de pausa, de atención y de gratitud.
El Prensado en la Actualidad: Un Renacer Consciente
Hoy, en medio de un mundo acelerado, las flores prensadas nos invitan a detenernos y reconectar. En Escere, tomamos esta práctica milenaria y la reimaginamos desde una perspectiva contemporánea, trabajando con flores nativas de Quito recolectadas de forma ética y consciente. Las combinamos con orfebrería artesanal, ilustración botánica y actividades meditativas para ofrecer piezas que no solo adornan, sino que también sanan, acompañan e inspiran.
Cada creación es una celebración de lo natural, una carta visual para quien sabe leer con el corazón.
Un Legado Vivo
Las flores prensadas nos enseñan que lo delicado también puede ser duradero. Que lo pequeño contiene lo sagrado. Y que, si prestamos atención, la naturaleza tiene mucho que decirnos.
En este arte antiguo y vivo, seguimos encontrando propósito, belleza y conexión. Porque prensar una flor es también prensar un instante de amor, de contemplación, de vida.
